La experimentación con animales es una de las prácticas más oscuras de la ciencia y la industria. No obstante hasta hace poco no era considerada una práctica de maltrato animal.
Lamentablemente los animales no solo son utilizados en la cosmética, medicina y la biología, sino también en la industria militar, de las armas, del tabaco y la industria química en general.
El video del conejito Ralph estremece, evidenciando una vez más a la industria cosmética por maltrato animal. Otro hecho impactante fue el del año 1985 cuando un grupo de activistas rescato el monito macaco llamado Britches , o el famoso caso de los monos de Silver Spring en 1981 que marco el activismo de PETA denunciando al mundo la experimentación con animales en laboratorio. Y la historia se remonta siglos. Sin embargo existe hecho histórico no muy difundido: El caso del perro marrón, icónico punto de partida del activismo de hoy . Tal fue su repercusión que Mark Taiwan se inspiró en este acontecimiento para escribir el «Cuento de un perro». ( pag. 520)
En el caso de la industria cosmética, la utilización de moléculas y derivados del petróleo, productos que son sintetizados y obviamente no se sabe que causara en a la piel de los humanos ha generado esta experimentación.
Esta nueva denuncia a la industria cosmética, nos debe lleva a reflexionar profundamente que es lo que consumimos, como se produce y si es mismo necesario que lo compre. Las marcas pequeñas que trabajamos con cosmética natural no testeamos en anímales. ¿Por qué no lo hacemos? Simplemente no nos hace falta, testeamos en nuestras pieles y en la de nuestras familias. Sabemos que es natural e inofensivo.
Sin embargo, sabemos que es un tema delicado el tratamiento de la piel y no minimizamos los cuidados. Hay personas que tienen alergia a ciertas plantas, de ahí la importancia de la comunicación clara y directa con el consumidor.
Pero la reacción a un producto químico como para desaparecer arrugas, alisar el pelo o tintes puede ser tan peligroso que ha sido necesario que las empresas experimenten antes . Y así los animales han sido usados en mayor proporción porque son fáciles de manejar, su mantenimiento es más económico y ocupan menos espacio, además de ciertas características similares al ser humano.
No olvidemos que hasta hace poco era común, sobre todo entre jóvenes estudiantes usualmente con problemas económicos, para obtener algo de recurso presentarse como voluntarios en los laboratorios como objetos de testeo. ¡Experimentación en humanos¡ Como ejemplo el caso del «hombre elefante « en el año 2006 .
La polémica estará siempre servida ya que antes de recetar y sacar al mercado cualquier fármaco o cosmético se debe recaudar suficiente información sobre cómo funciona y qué tan seguro es.
En realidad, no es justo testear en animales ni personas, lo mejor es consumir conscientemente. Esencialmente disminuir el consumo, ser inquisitivo con lo que no es natural y en último caso elegirlo sabiendo exactamente de donde proviene.
Estas campañas son dolorosas pero necesarias, debemos fortalecer cada día a la comunidad consciente.